Ludwing Jujol

Ludwing Jujol

Perejaume.

Ediciones Originales. 2005.

 

Entrar en el universo del artista catalán Perejaume es como hacerlo en un laberinto en el que siempre es estimulante perderse. Un buen ejemplo es el ensayo Ludwig Jujol, en el que establece una interesante y asombrosa relación entre las lujosas fantasías arquitectónicas que impulsó el rey Ludwig II de Baviera y las modestas arquitecturas imaginativas del modernista catalán Josep Maria Jujol. El libro, que publicó en su versión original en catalán la editorial La Magrana en 1989, ha sido publicado ahora por primera vez en castellano, inglés y alemán en Ediciones Originales, sello especializado en obra gráfica, en lo que es la primera traducción al castellano de un libro de Perejaume, autor de una decena de obras de ensayo y poesía, del que hasta ahora sólo se habían traducido algunos fragmentos en catálogos.

 

El editor Antonio Zúñiga, para quien éste es su proyecto más complejo y extenso, "Ludwig Jujol, aun siendo un inclasificable y magnífico ensayo, es un magnífico collage escrito en 390 páginas", según indicó ayer en la presentación de la obra. El autor del prólogo, Robert Caner-Liese, situó a Perejaume en la tradición del romanticismo filosófico alemán. "Los románticos descubrieron la posición central del sujeto en la elaboración de la realidad", indicó, y Perejaume conoce no sólo la tradición, sino también los excesos de esta subjetividad cuyos peligros intenta sortear.

 

El libro tiene como subtítulo ¿Qué es el collage sino acercar soledades? Luis II de Baviera, Josep Maria Jujol. En el mismo, el artista se sirve del collage no tanto como técnica, sino como vehículo filosófico y poético apto para relacionar elementos dispares para crear un todo diferente. En este caso, para plantear otras lecturas de la evolución del arte ajena a la historiografía oficial clasificada en periodos y movimientos para ofrecer otras posibilidades de lectura de la realidad. Luis II representa, según Perejaume, "el esfuerzo por imponer a la realidad unos criterios imaginarios que él, además, puede hacer posibles gracias a su fortuna". Jujol, en cambio, "es el que hace de la realidad el lenguaje. Ludwig no tenía conciencia del lenguaje, en cambio Jujol vive en el territorio del espacio físico del lenguaje".

 

El artista, del que puede verse en La Pedrera de Barcelona una instalación dedicada al filólogo Joan Corominas, realiza distintas conexiones entre Ludwig y Jujol que "en ocasiones son incluso fonéticas". Este juego de lenguajes no es algo extraño en el trabajo de Perejaume, pero dificultan la traducción a otras lenguas del rico catalán de sus textos literarios. Durante dos años han estado trabajando en esta obra los traductores Günter Cepek (alemán), Reyes Siternas (castellano) y Josephine Watson( inglés). (El País, 15 de noviembre de 2005)